Durante las sesiones de coaching que realizo utilizo diferentes herramientas para recabar información o para dar apoyo a mi cliente pero una de ellas me obliga a decir una frase que a todos les deja un poco perplejos.
No pienses que salga de aquí. Mientras pongo la mano en el pecho.
Entre la perplejidad y la sorpresa finalmente se dejan llevar y al terminar el ejercicio les explico brevemente que nuestro corazón se comunica con nuestro cerebro.
Cosa que de entrada les sorprende aun más.
Pues si señor en un nuevo campo de la medicina, llamado la neurocardiología, los científicos han descubierto que el corazón posee su propio sistema nervioso intrínseco, con una red de más de 40000 neuronas relacionadas entre sí formando lo que han llamado el “cerebro cardiaco”. Es tal la sofisticación de este cerebro que se ha comprobado que provee al corazón de la capacidad de sentir independientemente, por tanto capacidad de procesar (aprendizaje), almacenar información (memoria), y tomar decisiones. En esencia el corazón aparece ahora a la luz de la ciencia como un verdadero sistema inteligente.
En un experimento realizado por investigadores del Institute of Heart Math de California a comienzos de los años 90 se demostró que los corazones recién transplantados empezaban a latir nada mas terminar el transplante, antes de que se pusieran en funcionamiento los nervios procedentes del cerebro.
Entonces cayeron en la cuenta de que el corazón dispone de un sistema nervioso intrínseco propio que le permite latir sin recibir mensajes del cerebro.
Este particular sistema nervioso del corazón está compuesto por neuronas prácticamente idénticas a las del propio cerebro y entre ellas, están las simpáticas (que contraen) y las parasimpáticas (que relajan): sin ellas, el corazón no funcionaría. Pues bien, este particular sistema nervioso de nuestro corazón recibe el nombre de:
Cerebro cardiaco.
¿Sabia Ud. que el corazón puede comunicarse con el otro cerebro (el de la cabeza)? Pues créalo, que es verdad y los poetas y enamorados tenían razón, porque ahora sabemos que el corazón y el cerebro se mandan sus mensajes a través de la medula espinal. No solo nuestro neocórtex prefrontal (cerebro superior) manda mensajes al corazón, sino que también el corazón le manda mensajes al cerebro, HABLA con él; estamos ante una calle de doble dirección.
Si el cerebro manda mensajes estresantes, de angustia o de preocupación, etc. y que podrían provocar un ataque cardiaco, el cerebro cardiaco (corazón) podría anular o interferir esos mensajes.
No olvidemos que los impulsos simpáticos (excitantes e inquietantes) que salen del corazón y llegan al cerebro activan el inicio de pensamientos del mismo signo, es decir excitantes o tranqulizadores. Esto explicaría por qué, cuando alguien es receptor de un corazón que le transplantan y procede por ejemplo, de una persona muy nerviosa y que tenia preferencia por determinados alimentos. A partir de empezar a latir en su cuerpo ese nuevo corazón. Le gustan alimentos que antes no le gustaban y su comportamiento se parece en parte al carácter y forma de ser del donante.
En otro experimento realizado en el mismo instituto los investigadores sometieron a un grupo de personas a dos experiencias emocionales distintas mientras controlaban su ritmo cardiaco. En la primera les sometieron a los efectos de la frustración, la rabia, la inquietud y la contrariedad y después, a las mismas personas fueron estimuladas con sentimientos de gozo, paz, amor y plenitud. Las graficas obtenidas en este experimento dejaban bien claro que tanto el sistema nervios simpático –que activa mecanismos de lucha y de huida-, como el sistema nervioso parasimpatico –que activa mecanismos de paz, descanso y gozo-, están íntimamente conectados en el cerebro.
El sistema nervioso simpático (al que yo lamo en broma el antipático) activa los pensamientos negativos y por eso las gráficas de los electrocardiogramas son claramente inestables:
El sistema nervioso parasimpático (al que yo llamo cariñosamente el más que simpatico) activa los pensamientos positivos y se manifiesta en las graficas claramente estables del electrocardiograma.
Queda demostrado que activar el sistema nervioso parasimpatico es extraordinariamente beneficioso para el corazón. Los pensamientos positivos producen sentimientos y emociones de descanso, paz, reparación, serenidad y gozo. Todo esto corre a cargo del sistema nervioso parasimpatico, que, además, activa el sistema inmunitario, es decir las defensas.
Parte del TEXTO se ha EXTRAIDO del libro: LOS PILARES DE LA FELICIDAD
escrito por el psicólogo Bernabé Tierno.
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